miércoles, 14 de octubre de 2009


JUGANDO BIEN O JUGANDO MAL (cada día te quiero más)

Dime amigo, si Alianza no es esa alegría que te hace olvidar la vida, por noventa minutos. ¿Dime sino por qué tantas sonrisas se confundían con las banderas que adornaban la fría tarde de ayer? Incluso les alegró la vida a un grupo de alemanes que de tanto conocer el Perú, no podían irse sin conocer al más grande. O esos cuatro ecuatorianos de la barra de Emelec, que también quisieron conocer la fiesta y el empuje del Comando Svr, y saltaron y cantaron como uno más de esta hinchada, como si fueran unos peruanos que llevan teñido el corazón de azul y blanco. ¿Quién dice que las barras no pueden ser entes de integración sudamericana?
Alianza es tan grande que rebasa las fronteras, sino que lo digan ayer esos “extranjeros” que estuvieron en Svr. Esos mismos que desde el inicio vieron a un Alianza dispuesto a llegar a la punta.
Todas las líneas del equipo en un solo objetivo, el arco del Aurich. Sí, allí donde Delgado se haría enorme, para quitarnos el grito de gol en varias ocasiones. Pero felizmente no, en ese rebotear de cabeza, en ese ping pong hacia arriba y de tres toques que terminó en la cabeza de Solís, para gritar el único gol a los seis minutos del primer tiempo.
Es que todo se centraba en dos cosas fundamentales del fútbol. Destruir y crear. Jayo y compañía se dieron maña para frenar las pocas armadas que el “creador” chiclayano Candelo, podía generar. Y no sólo eso, sino que lo opacaron en todo sentido. Luego Quinteros y Montaño, sobre todo éste, habilitaron como nunca para que el primer tiempo termine en goleada. Pero no. Gonzáles Vigil y Velásquez, eran más ganas que contundencia.
De tanto no poder detener a los blanquiazules, los del Aurich se dedicaron a la pierna fuerte y con mala intención. Cevasco y Gómez, ya estaban con amarillas, por su juego brusco. Hasta que una falta de Machito, le hizo merecedor a la roja. Con diez hombres, el partido nos parecía fácil para la segunda mitad. No fue así.
Con la ventaja de un hombre, Alianza no supo liquidar el partido. En cambio el Aurich pudo manejar el partido a su favor, más aún cuando expulsan al paraguayo Gonzáles por agredir a Chiroque. Es que el trajinar del tiempo anterior, estaba pasando la factura. Igual, ni las ganas de los chiclayanos, ni los contragolpes de los blanquiazules, pudieron hacer que la emoción del gol se convirtiera en garganta.
Por allí escuché decir a un viejo hincha que habíamos ganado, pero el equipo había jugado muy mal. A lo que un joven hincha le replica: A mi ya no me importa si Alianza juega bien o mal; lo que me importa, a estas alturas, es que gane, sí o sí. Los que llenaron Matute ayer, y los que están desperdigados por todo el Perú y el mundo, creo que piensan como el joven hincha. Porque como fue el año pasado y la primera mitad de este 2009, ya lo único que importa es ganar, después que venga el juego bonito… pero como campeones en el 2010.
¡ARRIBA ALIANZA TODA LA VIDA!

No hay comentarios:

Publicar un comentario